"Una economía global sostenible y con cero emisiones de carbono se apoyará, literal y figuradamente, en el hormigón", afirma Anthony Robert Hobley, miembro ejecutivo del Foro Económico Mundial, que impulsa la iniciativa junto con la Asociación Mundial del Cemento y el Hormigón (GCCA).
"El hormigón es el material de construcción más utilizado del mundo. Es omnipresente, versátil, asequible, duradero, resistente y reciclable, y es la segunda sustancia más consumida en el mundo, después del agua. Proporcionará los cimientos de nuestros sistemas de energía verde, de las infraestructuras resistentes al clima, de las viviendas seguras y saludables, del agua limpia y del transporte con bajas emisiones de carbono en todo el mundo. Será fundamental para alcanzar muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible del mundo", continúa el directivo.
Sin embargo, el hormigón tiene un importante reto en materia de carbono. El sector del hormigón y el cemento representa actualmente el 7% de las emisiones mundiales de carbono, principalmente por la reacción química que convierte la piedra caliza en cemento, pero también por la energía utilizada para producir las altas temperaturas necesarias para fabricarlo, así como una cantidad menor por su transporte. Y para satisfacer las necesidades de una población mundial cada vez más urbanizada y acomodada, se prevé que la producción de cemento aumente hasta un 38% de aquí a 2050, aunque el porcentaje puede reducirse mediante el rediseño, la reutilización y el reciclaje.
Hormigón neutro en carbono para 2050
La industria reconoce desde hace tiempo que debe actuar. Desde 1990, ha reducido la intensidad de carbono de su producto en un 20%, según datos de la GCCA, que el año pasado presentó su objetivo de conseguir un hormigón neutro en carbono para 2050. Este objetivo ha sido suscrito por 40 de las principales empresas de cemento y hormigón del mundo, que representan alrededor del 40% de la producción mundial.
¿Cómo alcanzar la meta? Dado que aproximadamente el 80% de la huella de carbono del hormigón procede del cemento, una de las vías es encontrar materiales que lo sustituyan. De hecho, ya se utilizan con frecuencia subproductos industriales como la escoria de hierro y las cenizas volantes de carbón para reducir la cantidad de cemento necesaria. El hormigón resultante puede tener unas emisiones significativamente menores gracias a ese cambio. Los aglutinantes alternativos, como la arcilla calcinada con piedra caliza, también pueden reducir el uso de cemento, bajando las emisiones al menos un 20%, al tiempo que se reducen los costes de producción.
Otra vía es utilizar el CO2 capturado como ingrediente del propio hormigón, encerrándolo y evitando que entre en la atmósfera. El CO2 puede añadirse en forma de agregados o inyectarse durante la mezcla. El curado por carbonización, o curado con CO2, también puede utilizarse después de que el hormigón haya sido vertido. Estos procesos hacen que el CO2 pase de ser un gas a un mineral, creando carbonatos sólidos que también pueden mejorar la resistencia del hormigón. Esto significa que las estructuras pueden necesitar menos cemento, reduciendo la cantidad de emisiones relacionadas. Hay empresas que ya han desarrollado tecnologías para utilizar estos procesos en el hormigón vertido en las obras y en los prefabricados, como los bloques de hormigón y otros materiales de construcción.
"El sector dispone de un conjunto de opciones que pueden ayudar a reducir la huella de carbono del hormigón. Los combustibles alternativos y la electrificación de los hornos pueden eliminar los combustibles fósiles de su uso energético. Su infraestructura de transporte puede descarbonizarse. Se puede maximizar la eficiencia en el uso de materiales, reutilizar los edificios y promover el reciclaje (el hormigón es 100% reciclable)", señala Hobley. "El clinker (el principal ingrediente emisor del cemento) ya se está sustituyendo por materiales alternativos cuando es posible, y esto puede ampliarse en los próximos años junto con cementos nuevos".
Pero el objetivo que se ha fijado la industria de cero emisiones para 2050 necesita que todos remen en la misma dirección para lograrlo. Por eso la GCCA ha unido sus fuerzas a las del Foro Económico Mundial para poner en marcha Concrete Action for Climate (CAC) como parte de la Mission Possible Partnership (MPP).
Esta iniciativa es una de las siete plataformas de gran ambición que la MPP está creando con sectores industriales esenciales pero intensivos en carbono. Cada una de estas plataformas está concebida para desencadenar un cambio transformador reuniendo a las empresas líderes del sector, sus clientes, proveedores, inversores y responsables políticos a través de la colaboración entre sectores y partes interesadas.